Contabilidad Nacional

Contabilidad Nacional

La contabilidad nacional es un registro numérico sintetizado, que describe las características y el resultado de un sistema económico (un conjunto de países, un país, una región, una provincia etc.), a través de un conjunto de cuentas, que ofrecen una representación numérica sistemática de la actividad económica realizada en ese sistema económico, durante un periodo determinado.

Visión general
En la contabilidad nacional, los agentes económicos se clasifican distinguiendo entre nacionales y extranjeros, y entre productores y consumidores. Por su parte, se consideran cuatro sectores: las familias e instituciones privadas sin fines de lucro, cuya actividad es básicamente consuntiva; las empresas, dedicadas a la producción; el sector público, que proporciona servicios y bienes colectivos; y el sector exterior, que recoge las relaciones con el resto del mundo.

De acuerdo con el tipo de operaciones económicas, las transacciones se clasifican en: operaciones sobre bienes y servicios (consumo, producción y formación bruta de capital), operaciones de distribución de la renta (salarios, resultados de la explotación) y operaciones de transferencia (subvenciones). Las operaciones de préstamo y crédito se denominan operaciones financieras.

En el sistema de contabilidad nacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la designación de las cuentas es la siguiente: cuenta del producto y el gasto nacionales, cuenta de la renta nacional, cuenta de distribución consolidada del Estado, cuenta de distribución consolidada de los particulares e instituciones sin fines lucrativos, cuenta consolidada de las operaciones de capital, y cuenta consolidada del resto del mundo.

La consolidación contable de las cuentas de los sectores permite obtener los agregados fundamentales del ingreso nacional. El saldo de la cuenta consolidada de producción es el Producto Nacional Neto; el de la cuenta de distribución es la Renta Nacional; el de la cuenta de capital es la Formación de Capital, y el de la cuenta exterior registra el endeudamiento (o la posición acreedora, en su caso) frente al resto del mundo.

Siempre se registran a posteriori las actividades económicas (clasificadas por grupos de actividad) de forma que se aprecien claramente las relaciones existentes. En este caso se habla de contabilidad nacional retrospectiva. Cuando se efectúa una previsión, tratando de establecer la magnitud e interrelaciones entre las variables, se habla de contabilidad nacional prospectiva.

La contabilidad nacional, que resulta indispensable para conocer algunas relaciones estructurales fundamentales y el resultado del desarrollo del proceso económico, permite el control de éste mediante la adopción de medidas de política económica. Acostumbra realizarse con periodicidad anual.

Conceptos fundamentales: sectores y cuentas
El objeto de la contabilidad nacional es resumir cuantitativamente la actividad económica realizada por un país durante un periodo de tiempo determinado. Un esquema muy simple de contabilidad nacional puede conseguirse al dividir la economía en tres sectores, determinados cada uno de ellos por los siguientes sujetos económicos:

1. Sector familias. Comprende todos los sujetos económicos de consumo privado (o no estatal), en contraposición con los sujetos económicos de producción o empresas, por cuya razón los elementos de este conjunto deben ser las familias e incluso las instituciones privadas sin fines de lucro.

2. Sector público. Abarca a los sujetos económicos de consumo que no pertenecen al sector familias, como son todas las administraciones del Estado centrales, provinciales o locales. Sin embargo, las empresas públicas y las administraciones que realicen una actividad productiva de naturaleza análoga a la empresarial no se consideran elementos integrantes del sector público.

3. Sector empresas. Comprende todos los sujetos económicos de producción que realizan una actividad encaminada a proporcionar bienes o servicios para satisfacer las necesidades humanas, por lo que en este conjunto figuran no solamente las explotaciones agrícolas o las factorías industriales, sino también los establecimientos comerciales y de servicios y las empresas de transporte y construcción. También debe considerarse un cuarto sector para establecer relaciones entre los sujetos económicos del país al que se refiere el esquema contable y los países extranjeros. Por tanto, el modelo se completa con

4. Sector exterior, formado por el conjunto de todos los países extranjeros.

La contabilidad nacional se establece abriendo una cuenta a cada uno de estos cuatro sectores, de forma que se anoten en el Debe los gastos del sector originados por la adquisición de bienes y servicios a los demás sectores, y en el Haber, los ingresos obtenidos por la venta de los bienes y servicios producidos por el sector.

Así, en el Debe de la cuenta del sector familias han de figurar las siguientes partidas:

1.2 Impuestos directos pagados por las familias.

1,3 Gastos de los consumidores en bienes y servicios.

1.4 Compras corrientes al resto del mundo.

1.5 Ahorro de las familias.

El importe de la partida 1.2 corresponde a los gastos efectuados por las familias e instituciones privadas sin fines de lucro para satisfacer los servicios (seguridad, enseñanza, sanidad, obras públicas, etc.) que les presta el Gobierno, y este gasto se realiza en forma de impuestos directos. Pueden figurar como tales impuestos directos las cuotas de la Seguridad social pagadas por las familias. La partida 1.3 es la que cifra el consumo privado, y viene dada por la compra de los sujetos del sector familias a los del sector empresas, con la excepción de las viviendas, que se consideran bienes de capital y originan rentas denominadas «alquileres». En la partida designada por 1.4 podrían figurar las importaciones de bienes y servicios realizadas por las familias. La 1.A es una partida residual obtenida como diferencia entre el ingreso y el gasto total del sector.

Las partidas del Haber se pueden también conseguir fácilmente al considerar el valor del trabajo o servicios personales que prestan las familias a cada uno de los tres sectores restantes. Así, la partida 1.2 puede corresponder a los sueldos de los funcionarios o ingresos percibidos por las familias que trabajan en la actividad estatal; también podría incluir esta partida las prestaciones de la Seguridad social, tanto en dinero como en especie. La 1.3 recogería las rentas del trabajo prestado a las empresas, las cuales pueden percibirse en forma de salario o como beneficios de los empresarios; y la 1.4, las rentas de trabajo y los beneficios empresariales por servicios prestados a los países extranjeros.

Si aceptamos el convenio de señalar con la cifra del sector la primera de cada partida y, como segunda cifra, la del sector al que se compra o al que se vende, es fácil completar el esquema de contabilidad nacional y, salvo la partida residual que ha de figurar en cada sector, cada partida debe incluir una contrapartida del mismo valor. Así, las partidas 1.3 y 111.1 tienen que ser iguales, en tanto en cuanto las compras de bienes y servicios efectuadas por las familias ha de coincidir con las ventas de bienes y servicios realizados por las empresas a tales unidades económicas de consumo. Las partidas —y contrapartidas, entre paréntesis— de los sectores 2, 3 y 4 podrían designarse así en el esquema contable:

2.1 Sueldos de los funcionarios (1.2).

2.3 Bienes y servicios adquiridos a las empresas (111.2).

2.4 Importaciones y gastos estatales en el exterior (IV.2).

3.1 Salarios y beneficios (1.3).

3.2 Impuestos pagados por las empresas (11.3).

3.4 Importaciones de bienes y servicios (IV.3).

4.1 Rentas y beneficios familiares procedentes del extranjero (1.4).

4.2 Rentas del extranjero percibidas por el Estado (11.4).

4.3 Exportaciones de bienes y servicios (111.4).

2.A Ahorro del sector público.

3.A Ahorro de las empresas.

4.A Saldo de la balanza de pagos.

Pero los sistemas de contabilidad nacional que elaboran los distintos países son más complicados que el que se deduce de un esquema tan elemental como el que aquí ha sido presentado, y, para completar en cierto modo las cuentas nacionales, puede incluirse un nuevo sector de capital en cuyo Debe figuraría la formación bruta de capital, constituido por el acervo de todos los bienes adquiridos en el año que, como los edificios, obras públicas, maquinaria y medios de transporte, pueden emplearse en más de un proceso productivo, además de las variaciones de existencias o bienes producidos que no fueron consumidos en el año o periodo contable. La financiación de estos bienes o Haber de la cuenta del sector capital tendría como partidas los ahorros procedentes de las distintas cuentas, además de una partida de amortizaciones o provisiones, realizados por el consumo o desgaste durante el año de los bienes de capital existentes.

Magnitudes macroeconómicas
La contabilidad nacional es un medio para llegar al conocimiento de la economía nacional. Tal conocimiento se alcanza a través de las magnitudes macroeconómicas, que presentan los resultados de la actividad económica del país dentro del año al que se refieren las cuentas nacionales. Aquí se analizará cada magnitud macroeconómica como agregado de ciertas partidas de la contabilidad nacional.

La macromagnitud elaborada desde hace más años es la renta nacional y contablemente viene dada por la agregación de las rentas de trabajo, los beneficios, los impuestos directos y el ahorro de las empresas, aunque en los sistemas más perfeccionados de Contabilidad nacional figuran otras partidas que impiden la duplicación de rentas en el cómputo correspondiente. Si a la renta nacional se le suman las amortizaciones se obtiene otra macromagnitud: el Producto Nacional Bruto (PNB) al coste de los factores, el cual se transforma en Producto Nacional Bruto (PNB) a los precios de mercado, si se añaden los impuestos indirectos y se les restan las subvenciones, que pueden considerarse como impuestos indirectos negativos. La última macromagnitud tiene como contrapartida del mismo valor el gasto nacional bruto a los precios de mercado, que viene dado por la suma de las siguientes partidas, las cuales a su vez son también macromagnitudes económicas: consumo privado, o gastos de los consumidores en bienes y servicios; consumo público, o gastos corrientes del Estado en bienes y servicios; inversión, o formación bruta interna de capital; exportaciones, o venta de bienes y servicios al resto del mundo y renta de los factores pagados por el resto del mundo; a este total debe restarse el valor de las importaciones, o compras de bienes y servicios al resto del mundo y renta de los factores pagada al resto del mundo.

Si a la inversión o al Producto Nacional Bruto (PNB) se le restan las amortizaciones se obtiene la inversión neta o el Producto Nacional Neto, que en el caso de que sea «al coste de los factores» coincide con la renta nacional.

Otras macromagnitudes económicas, como el ahorro, coincidente en valor con la inversión, el Producto Interior Bruto (PIB), que se deduce del Producto Nacional Bruto (PNB) al restar de éste el pago neto de rentas a los factores de producción por parte del resto del mundo, y la renta disponible, o renta nacional menos impuestos directos y cargas netas de la Seguridad social pagadas por las familias, completan la lista de las principales macromagnitudes de gran interés en el análisis y la política económica.

Sistemas de contabilidad nacional
La contabilidad nacional tiene un gran interés estadístico, en tanto en cuanto resume toda la información cuantitativa de naturaleza económica en unas pocas cifras, entre las que debe existir una armonía que facilite el contraste para aceptar o no la fiabilidad de los resultados conseguidos. Por tal razón, los estadísticos tratan de encontrar un sistema normalizado de cuentas nacionales que tenga una aceptación universal y, así, la Comisión de Estadística y la Comisión Económica para Europa, en colaboración con otros organismos de las Naciones Unidas, pretenden coordinar los dos sistemas más empleados: el SCN o Sistema de Cuentas Nacionales, utilizado por los países de libre mercado, y el CPM o Balances de la Economía Nacional, al que se ajustaban los países del antiguo bloque socialista o de economía planificada.

Las normas y criterios del modelo SCN fueron publicadas en 1953 por la oficina de Estadística de las Naciones Unidas en el documento Estudios monográficos, serie F, n° 2, y más tarde, en 1964, fue revisado por un grupo de expertos que presidía el profesor Stone. El objetivo de este nuevo sistema viene recogido en un documento básico de la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas con las siguientes palabras: «El informe elabora un sistema completo de contabilidad que recoge y funde los principales dominios de las estadísticas económicas, la contabilidad nacional, las tablas input-output, los estados de los flujos monetarios, los balances de la nación y de sus sectores, y así sucesivamente» (1, p. 2).

En España y en otros muchos países se ha venido elaborando la contabilidad nacional de acuerdo con el Sistema Normalizado de Contabilidad Nacional de la OECE, editado en 1952 y revisado en otra publicación de 1958. En este modelo figuran las seis cuentas siguientes:

1. Cuenta del producto nacional y del gasto.

2. Cuenta de renta nacional.

3. Cuenta de afectación consolidada del Estado.

4. Cuenta de afectación consolidada de las economías domésticas e instituciones privadas sin fines de lucro.

5. Cuenta consolidada de las operaciones de capital.

6. Cuenta consolidada del resto del mundo.

Además figuran diez cuadros en los que se detallan los componentes de muchas partidas de las cuentas, como la distribución del producto nacional por ramas de actividad (cuadro 1), la composición de la renta nacional (cuadro 3), el desglose del consumo privado en cerca de 40 partidas (cuadro 7), el detalle de la formación de capital (cuadro 9) o, finalmente, un resumen de la balanza de pagos (cuadro 10).

Autor: Cambó


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